ENTREVISTA
Marta Cohen a El Chorrillero: “Hasta que el mundo entero no esté vacunado no vamos a terminar con la pandemia”
La médica radicada en el Reino Unido trazó un análisis de la pandemia y de las últimas medidas sanitarias tomadas por el Gobierno nacional. Puntualizó que existen “contradicciones” e instó a “ser prudentes”.
En una entrevista con El Chorrillero, la pediatra y patóloga argentina, Marta Cohen, reconocida en el Reino Unido por la reina Isabel, hizo un repaso de las últimas disposiciones de la administración de Alberto Fernández.
Días atrás, en una de sus primeras apariciones como jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur sostuvo que “estamos transitando el fin de la pandemia”.
Cohen fue consultada por estas afirmaciones y fue determinante: “Hasta que el mundo entero no esté vacunado no vamos a terminar con la pandemia. Esto no va a pasar, según el G7, hasta fines del 2022”.
En este marco, la profesional reflexionó ante las flexibilizaciones de las medidas contra el coronavirus llevadas adelante esta semana. Fue crítica y señaló a algunas de ellas como “contradictorias”.
La principal es que dejó de ser obligatorio el uso del barbijo al aire libre a partir del 1ro de octubre. “Es contradictorio que no haya sido posible circular sin el barbijo antes, al igual que decir que no hay límite en el aforo de personas, pero mantenemos la distancia. Eso no se puede”, subrayó.
“Seamos responsables, tratemos de usar barbijo porque mantener la distancia no se va a poder”, agregó la médica que anteriormente había declarado que los funcionarios nacionales “se movieron de la A a la Z en un minuto”.
Con el mismo tono, remarcó que le preocupa la apertura de las fronteras limítrofes debido, sobre todo, al gran avance de la variante Delta en Brasil.
“Brasil tiene 500 muertos diarios, miles de contagiados, 21 mil para ser precisa. Además muy pocas personas vacunadas, el mismo presidente (Jair Bolsonaro) es un antivacunas y muchos de sus seguidores también, esto hace que en Rio de Janeiro hayan muchos casos de la variante Delta. Me preocupa que se ingrese sin aislamiento. Eso es una medida equivocada”, puntualizó.
Dicho esto, concuerda con que se realicé una flexibilización ya que las restricciones desde hace tiempo eran “demasiadas estrictas”.
“Comenzó antes de lo necesario, el hecho de que quedaran 42 mil argentinos afuera también fue un tema debatible. No hay dudas de que eso no incidió en la evolución de la pandemia en la Argentina porque en países como Uruguay o Chile, que no restringieron, no hubo un aumento de la variante delta”, dijo.
En los reportes diarios del ministerio de Salud se ve reflejado una constante baja de contagios desde hace ya semanas. Esto es tomado con pinzas por Cohen.
“El número de casos está bajando y eso no es solo por el número de casos en sí, sino porque hay pocos testeos. Es decir, hay más casos de lo que se encuentran”, argumentó.
Es por todo ello que solicitó ser prudente ante la amenaza de la cepa originaria de la India, la más peligrosa de todas. Debido a su capacidad para replicarse a gran velocidad y su mayor transmisibilidad, esta variedad está impulsando una nueva ola de infecciones en gran parte del mundo.
Ya se encuentra presente en 170 países y en el territorio argentino se detectaron más de 400 infectados.
Aquí, aumentar la cantidad de testeos es clave: “Probablemente hay más casos de los que se denuncian. Los análisis siempre fueron insuficientes en Argentina, en estos momentos se están haciendo entre 50 mil y 53 mil diarios, cuando lo ideal serían unos 400 mil, aunque la mayoría den como resultado negativo”.
Cohen, que actualmente vive en el Reino Unido y se desempeña como directora de Clínica de Farmacia, Diagnóstico y Genética en el Hospital de Sheffield, al norte de Inglaterra, forma parte de la "Excelentísima Orden del Imperio Británico", fundada el 4 de junio de 1917 por el rey Jorge V.
Más allá de la interrogante y la expectativa acerca de qué sucederá con la expansión de la cepa, Cohen consideró que el mundo ya transitó “la parte más dura”.
“Antes no sabíamos saber qué era el virus, ahora conocemos su genoma. Antes no había testeo, este primer año se hicieron. Antes no sabíamos cómo enfermaba y ahora sabemos. Antes no había vacunas y ahora sí hay”, precisó.
Y agregó: “Hay que tener presente que la gente está cansada, la situación económica mundial producida por la pandemia es devastadora y la salud mental de la gente hay que tenerla presente”.
“Es muy importante continuar, que cada uno de nosotros seamos responsables y que sepamos que ni Gobierno ni la policía puede estar vigilando a cada uno de los pobladores, tenemos que ser nosotros, la población quienes llevemos adelante con responsabilidad estas medidas de flexibilización”, aseveró.
La entrevista
-¿Dónde estamos parados respecto a la pandemia en estos momentos? ¿Qué dicen los datos?
Creo que la Argentina está en un momento en que la flexibilización es adecuada. Desde hace mucho tiempo las restricciones habían sido demasiadas estrictas, comenzó antes de lo necesario, el hecho que quedaran 42 mil argentinos afuera también fue un tema debatible. No hay dudas de que eso no incidió en la evolución de la pandemia en la Argentina porque países como Uruguay o Chile que no restringieron no hubo la variante delta.
El número de casos está bajando y eso no es por el número de casos en sí, sino porque en realidad hay pocos testeos. Es decir, en realidad hay más casos de lo que se encuentran. Pero la internación en terapia está entre el 39% y 41% lo que indica que está bien, es una cifra real.
Está bien en relajar. En realidad cuando apareció la noticia en la que se permitía que las personas que salieran a pasear a las calles no necesitaran usar barbijos me sorprendió. Me sorprendió que en algún momento haya sido obligatorio porque nunca ni Europa ni en el Reino Unido fue obligatorio usar barbijos cuando uno salía solo a la calle o con su grupo familiar. Está bien que se siga usando en lugares cerrados.
Encuentro algunas contradicciones como por ejemplo que no va a haber aforos para restaurantes, pero hay que mantener el distanciamiento. La realidad es que si no hay límites en el aforo no se puede hacer el distanciamiento.
Está bien, mientras que la población entienda que es una medida temporaria, necesaria para la salud mental de las personas, de los argentinos, pero que puede cambiar si dejamos de ser responsables y nos excedemos.
Es muy importante continuar, que cada uno de nosotros seamos responsables y que sepamos que ni Gobierno ni la Policía pueden estar vigilando a cada uno de los pobladores, tenemos que ser nosotros, la población quienes llevemos adelante con responsabilidad estas medidas de flexibilización.
Me parece bien que si vienen con dos dosis y con un test negativo no haya aislamiento, es lo que estamos haciendo en Europa ahora y en general.
Hay que tener en cuenta que la situación puede cambiar drásticamente y rápidamente si somos irresponsables. Además, el Gobierno tiene que tener un buen panorama de la situación con muchos testeos que por ahora no se hacen.
-Está descendiendo la cantidad de casos ¿Hay que ser prudente por un posible repunte?
Por supuesto, hay que ser prudentes pero además la variante Delta está y en realidad probablemente hay más casos de los que se denuncian.
Los testeos siempre fueron insuficientes en Argentina, en estos momentos se están haciendo entre 50 mil y 53 mil testeos diarios, en el Reino Unido cerca de 1 millón se realizan.
-¿Cuál sería el número ideal?
Siempre he dicho que 400 mil en Argentina aunque la mayoría sean negativos.
Luego está el secuenciamiento genómico, aquí la recomendación es que más de un 5% de los casos positivos tienen que ir a secuencia genómica.
Hay una base de datos mundial que se llama G6 que al 18 de septiembre el Reino Unido había hecho más de 800 mil análisis genómicos y ahora hizo más de 1 millón y Argentina había hecho 7.074, estaría haciendo un 0,13% de sus caos positivos en el análisis genómico tardando estos 75 días. Hay una cosa que hay que mejorar: la cantidad y la rapidez que se hacen porque 75 días después es muy tarde.
-Desde la Jefatura de Gabinete, Juan Manzur dijo que "si esto sigue en esta dirección, estamos transitando la última etapa de la pandemia". ¿Estamos superando la pandemia?
Creo que el mundo ha transitado la parte más dura de la pandemia: no saber qué era. Antes no sabíamos qué era el virus, ahora conocemos su genoma. Antes no había testeo, este primer año se hicieron. Antes no sabíamos cómo enfermaba y ahora sabemos. Antes no había vacunas y ahora sí hay.
A pesar de que el virus fue mutando, las vacunas siguen siendo eficaces, no para prevenir la infección ni contagios pero sí para prevenir los ingresos hospitalarios y los síntomas graves.
Ahora, el mundo tiene un 24% de vacunados con dos dosis y un 32-35% con una sola y países de África tienen vacunados el 1,9% de su población con al menos una dosis.
Hasta que el mundo entero no esté vacunado no vamos a terminar la pandemia. Esto último no va a pasar, según el G7, hasta fines del 2022.
-Al igual que en Argentina: si no se avanza en la vacunación en rebaño no ingresamos en esa última etapa.
Exacto, lo que digo es que nos queda un año por lo menos. Pasamos la parte más dura.
También la gente está cansada, la situación económica mundial a consecuencia de la pandemia es devastadora. La situación de la salud mental de la gente también hay que considerarla.
Además, tenemos que pensar en las consecuencias del post Covid: el Covid prolongado, las enfermedades que deja el Covid como las neurológicas, problemas psicológicos, psiquiátricos, afecciones cardiacas, problemas respiratorios, dolores musculares, falta de aire, que pueden ser crónicos y que aún no sabemos cuánto puede tardar en resolverse, hay personas que les dura dos meses y a otra un año.
-¿Cuál es su opinión en relación a los anuncios de esta semana del Gobierno nacional? Lo adelantó usted, dijo que son algo contradictorias.
Contradictorias, justamente eso, es decir “aceptamos que la gente salga sola a la calle sin barbijo” ¿Perdón? Es contradictorio que no haya sido posible antes.
Otra medida contradictoria: decir que no hay aforo, ingreso ilimitado, pero mantenemos la distancia: eso no se puede.
Seamos responsables, tratemos de usar barbijo pero mantener la distancia no se va a poder.
Otra contradicción, que se solucionó, es que a partir del 24 de septiembre pueden ingresar los argentinos extranjeros o residentes que vinieran por trabajo pero no entraban en ese cupo los que venían de vacaciones, los repatriados, los que venían a visitar su familia que hace dos años que no ven. Es una contradicción, el virus no entiende, no dice “no voy a infectar a esta persona porque está por trabajo”.
Por suerte esto se solucionó y me alegro.
Una preocupación es que se abra a partir del primero de octubre las fronteras sin aislamientos. Que pueden venir de países fronterizos y Brasil tiene 500 muertos diarios, miles de contagiados, 21 mil, muy pocas personas vacunadas, el mismo presidente (Jair Bolsonaro) es un antivacunas y muchos de sus seguidores también, esto hace que en Río de Janeiro hayan muchos casos de la variante Delta.
Me preocupa que de Brasil se ingrese sin aislamiento. Esa es una medida equivocada.
-La pandemia sigue causando miles de muertes en el país y el mundo ¿Cuándo llegaremos al punto que digamos “lo peor ya pasó”?
Creo que ya pasó lo peor, pienso que hemos pasado lo más duro, que es cuando no sabíamos el genoma, cuando no sabíamos cómo enfermaba el virus, cuando no había test, cuando no había vacunas.
Ahora tenemos vacunas, tratamientos que se innovan, por supuesto que tenemos que mantenernos así, vacunar, dar eventualmente la tercera dosis a una población en riesgo y ser responsables hasta tanto termine la pandemia.
Creo que la parte más difícil fue la incertidumbre y de no tener vacuna ni nada.
Ahora yo veo dos pandemias que van en paralelo: una de los países desarrollados y la otra de los países no desarrollados o emergentes.
Los países desarrollados como en Europa, Estados Unidos, entre ellos pueden ingresar libremente, circular sin aislamiento, la gente puede irse de vacaciones y volver y no hay problema.
Sudamérica para el Reino Unido sigue en listado rojo y no es porque tenga muchos casos sino porque no es fidedigno que haya tan pocos casos y no se hagan suficientes testeos y porque las vacunas que se aplicaron lamentablemente no fueron aprobadas por la OMS.
Eso hace que la gente no pueda venir sin cuarentena.
Estas son las dos pandemias: la del que más tiene y la del que menos tiene.
La pandemia sacó a flote la inequidad en el mundo.
-¿Solucionar esa inequidad es el siguiente paso?
Exactamente, el G7 prometió vacunar a países emergentes con dos dosis hacia fines del 2022, recién ahí podemos hablar de que la pandemia terminó.
Ahora hay un nuevo tratamiento que comenzó a realizarse en Europa, Japón, Australia, Suiza, el Reino Unido y USA que es con anticuerpos monoclonales, por supuesto que es carísimo, pero la OMS dijo que va a proveer de esos tratamientos a los países emergentes que no tengan el tratamiento.
-Si tuviéramos que resaltar 4 o 5 puntos para determinar que un Estado manejó correctamente la pandemia ¿Cuáles serían? Avance acelerado de la vacunación, testeos masivos, incorporación de personal de la salud…
Para mí lo más importante es la comunicación.
El miércoles estuve en una conferencia donde estaba la doctora Sarah Gilbert que es una de las diseñadoras de las vacunas. Hablaban de los antivacunas que parte de su discurso es que no confían.
En muchos lugares hubo una desinformación desde el Estado que no facilitó que la gente creyera y dio lugar a muchos anticiencias que, a través de las redes sociales, hablaban para que no nos demos la vacuna porque nos inyectaran un gen que nos deja infértil, que nos van seguir, que no van a modificar el ADN, todas patrañas.
¿Por qué tuvieron tanto lugar? Porque la gente no confió en los gobiernos, o en la ciencia.
Las campañas de comunicación hechas desde gente de la ciencia que hable con la verdad y que cuando algo no se sabe diga “no lo sé”, es fundamental para que la gente entienda, crea y pueda ser responsable.
También la calidad de atención de la salud, por ejemplo: en Europa la variante Delta causó un aumento significativo de muertes fetales, mamás embarazadas que pierden el hijo, pero que en general la mamá no muere, en cambio en Brasil tuvieron mucha muerte materna, en Argentina también. Esto está definido por el acceso a la salud, la calidad.
En Argentina donde mucha gente tiene obra social privada, sindicales, municipal, provincial o nacional, la calidad es muy heterogénea, creo que tener una estandarización de una calidad de salud es fundamental.
Obviamente las estrategias de salud adecuadas, comprar vacunas y las mejores vacunas, no comprar las vacunas donde la eficiencia no es la mejor, eso es importante.
Comprar otros elementos de protección como barbijos, guantes, etc.
Además, los testeos tienen que ver con la calidad de la atención de salud: poner los métodos adecuados y en cantidad adecuada.
-¿Qué implica para la población la suspensión por parte de la OMS del proceso de aprobación de la Sputnik V? ¿Va demorar la aplicación de la segunda dosis?
No, creo que no, porque simplemente la OMS no le está diciendo “no puede producir” porque es dueño y soberano y Argentina tiene el derecho de comprar. Pero lo que pasa es que limita y desespera a los argentinos que quieren ir a Europa y a Estados Unidos, como es lógico.
Es otro ejemplo de inequidad que espero que se solucione, no dudo que así lo será, descarto que se vaya a solucionar porque no puede ser de otra manera.
-¿Otro mensaje para la comunidad?
Es importante que en estos momentos seamos solidarios, cada uno de nosotros, tenemos que contribuir con algo y es muy importante porque en esto estamos todos juntos.
Esta pandemia puso a flor de piel los individualismos, los nacionalismos, el “me protejo yo primero, yo, mi país”, como es el caso de muchos países que compraron vacunas de más de lo que valían para tenerlas para sus ciudadanos, sin entender que es un problema global.
Hubo muchos errores, no solo de los gobiernos locales sino de las organizaciones internacionales.
No nos queda otra que aprender porque van a haber otras pandemias, ocurren desde hace 10 mil años, pasan cada 100 y duran 2 o 3.
Es importante que aprendamos y dejemos escritos nuestros errores para que puedan mejorarse en el futuro y para cuando nuestros descendientes vivan otra pandemia.